miércoles, 11 de junio de 2008

Salud Mental y resiliencia

Introducción a la Psicología Social
Docente Lic. Ada Fanelli
Introduccion clase VI
Salud Mental

Hola a todos. La ciudad de Buenos Aires, hoy, brilla bajo un hermoso sol pre-invernal, ahuyentando los humos y las neblinas con que nos prodigó ultimamente.

Bien, hoy vamos a retomar el tema “Salud Mental”. También vamos a mencionar el tema resiliencia, no sólo porque está de “moda”, sino porque en los correos de ustedes me pareció entender que puede interesarles. ¿Me equivoco? La resiliencia intenta una explicación del proceso cuyo producto es la Salud Mental, Explicación en la que ocupa un lugar importante lo social, y nos interesa porque como Psicólogos Sociales no trabajamos para patologizar el proceso de la vida, sino para comprender su devenir y vicisitudes.

El objetivo de los trabajos prácticos es facilitar que yo los conozca a ustedes y sus intereses, ya que no los estoy viendo como ocurriría en un aula no virtual.1
Ir conociendo los intereses de mis alumnos me permite abordar los temas del programa desde un lugar cercano a la realidad de cada uno.
Para Freud, recordemos, la salud mental consistía en la “capacidad humana de amar y trabajar”. Para la OMS (Organización Mundial de la Salud) se define como un equilibrio bio-psico-social, que dijimos debía ser socio-psico-biológico, ya que el grupo, es decir el entorno social, es previo al nacimiento de la persona y conforma lo psicológico y lo biológico (por eso es que en la rama de la medicina que se llama Epidemiología encontraremos mucho de Psicología Social).
Para Pichón, recuerdan, creo que ya lo dijimos, la Salud Mental es “adaptación activa a la realidad”. Esta definición contiene y amplía las anteriores. El sujeto es agente de cambio, transformador de la realidad, no sólo un “producto” de ella.
Y aquí quería llegar:
La diferencia entre un objeto (producto de la idea del hombre o de la naturaleza) y el sujeto, es que el objeto “no opina”, no decide sobre su naturaleza. En cambio el hombre sí. Dos personas en el mismo medio no son iguales. Ni aún los hermanos gemelos, con igual carga genética y criados en el mismo ambiente familiar, son iguales. En cambio la piedra no puede alterar su trayectoria, sometida a las fuerzas de la naturaleza, y los animales están sometidos a sus instintos, que son constantes. En el hombre, en cambio, no es así. El ser humano cambia, es SUJETO DE DESEOS: Hoy quiero pollo, y mañana pizza. El instinto sexual existe, desde luego, pero no me da lo mismo su práctica con cualquier individuo del sexo opuesto, como ocurre con los animales. Por eso las ciencias duras, física, química, biología etc, tienden a una mayor constancia en los enunciados, porque se valen de la formalización matemática, tienden a una mayor exactitud y las ciencias sociales, en cambio, no son exactas porque los humanos no somos animales o robots.
¡Ojo! Sin embargo, iremos comprendiendo y adquiriendo certezas dentro de nuestro ámbito de estudio que nos permitirán realizar evaluaciones y hacer pronósticos. De lo contrario no podríamos operar. Claro que son otro tipo de normas diferentes de las fórmulas matemáticas, pero no por ello menos operativas.

Pichón decía que “curarse es aprender”. Aprender a vivir de otra manera, adquirir experiencias y prácticas, etc. Y todo esto es posible dentro del grupo, porque cada integrante es distinto del otro, y desde ese lugar, al que llamaremos ECRO (ustedes ya saben lo que es) cada uno aprecia y construye su realidad. Y desde esa mutua diferencia es que se produce el aprendizaje, el cambio creativo, la modificación que nos permite vivir mejor. Cada uno de nosotros es portador de una experiencia de vida única, y desde ese lugar todos somos maestros.
Hay un proverbio hindú que dice: “hay muchos discípulos y hay muchos maestros”.
Esto es cierto, porque todos tenemos algo que enseñar y algo que aprender al mismo tiempo. La situación grupal lo facilita y promueve.

Fíjense que estamos hablando de lo particular (psicológico) en lo general
(social) y del vínculo que entre ambas instancias produce aprendizaje.

Un neologismo de la Psicología Social sintetiza este concepto como

“enseñaje” Mezcla de enseñanza y aprendizaje.

Siguiendo con los conceptos transpolados de las ciencias duras, vamos también a hacer otro señalamiento.
Cuando hablamos de la relación entre lo social y lo individual es bastante común suponer que una instancia (la social) deviene de otra: (la individual) y decimos que la miseria produce desnutrición y delincuencia, por ejemplo.
Debemos tener cuidado, porque en base a estos datos fácilmente podemos caer en un razonamiento equivocado:

“si la pobreza produce delincuencia, entonces los pobres son delincuentes”. ¡Terrible! ¿no es cierto?

Vamos a ver donde está el defecto en este pensamiento, que constituye lo que se llama una “generalización arbitraria”2 .
Las estadísticas nos dicen que a un aumento de la desocupación, por ejemplo, corresponde un aumento de la delincuencia. ¡Lo que no quiere decir que los desocupados sean delincuentes! O bien que la depresión es una patología frecuente entre las mujeres de más de cincuenta años. ¡Eso no quiere decir que yo me voy a deprimir cuando llegue a la menopausia!
Lo que aquí vemos es la diferencia que existe entre la Sociología, que estudia grandes masas de población y aplica (ahí si) de forma correcta las estadísticas, y la Psicología Social o la Psicología, incluso la Medicina, que trabajan con pequeños grupos o sujetos individuales sobre los cuales las inferencias no funcionan como método científico.
Justamente, durante la carrera vamos a ver de qué manera especial se articulan los vínculos entre el individuo y la sociedad CON LA MEDIACION DEL GRUPO.

Bueno, ahora vamos con el tema resiliencia, que viene muy a cuento aún cuando nos salgamos un poquito de lo estrictamente pichoniano, pero siempre dentro de una epistemología convergente..
Abordo este tema en el primer módulo porque se que los estudiantes de Psicología Social poseen una profunda vocación de servicio, que los orienta hacia esta carrera.
La palabra resiliencia viene de la física y de la ingeniería, y es una especialidad que estudia la resistencia de los materiales al impacto ambiental.
A veces ocurre que en situaciones catastróficas, cuando todo haría prever un futuro aciago, contra todo pronóstico, alguien, que puede ser un individuo o un grupo, mantiene en óptimas condiciones su salud mental. Señores con mucha paciencia hicieron seguimientos poblacionales de hasta treinta años, ubicando a los sujetos resilientes, pensando que el comprender su proceso constituye una luz de esperanza para el tratamiento y prevención en situaciones de riesgo.

Boris Chirulnik, un afamado psicoanalista judio alemán detectó el fenómeno por primera vez a raiz de su “estancia” en un campo de concentración en la segunda guerra mundial, siendo todavía un niño. El mismo es un resiliente. Habiendo perdido a toda su familia, fue después adoptado por extraños y pudo adaptarse y desarrollar su personalidad transformando su experiencia dolorosa en ayuda a quienes padecen.
Seguramente alrededor nuestro podemos reconocer a muchos “resilientes”, tal vez nosotros mismos lo seamos. Actualmente existe mucha literatura sobre el tema, y aunque no vamos a profundizar en ello, quiero sin embargo mencionar algunas condiciones necesarias para transformar a una víctima en un resiliente, o como diríamos nosotros, desde la Psicología Social, en agentes sociales reproductores del cambio.

“Pilares de la resiliencia” son esas condiciones, fortuitas o no, que permiten una vida sana en un medio insano. Vamos a mencionarlos brevemente:3

1.- Introspección

Arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta.

2.- Independencia

Saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas, capacidad para mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento.

3.- Capacidad de relacionarse

Habilidad para saber establecer lazos e intimidad con la gente, para equilibrar la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros.

4.- Iniciativa

Gusto por exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes.

5.- Humor

Encontrar lo cómico en la propia tragedia.

6.-Creatividad

Capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y del desorden.

7.- Moralidad

Consecuencia para extender el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y capacidad de comprometerse con valores; este elemento ya es importante desde la infancia, pero sobre todo a partir de los diez años.

8.- Autoestima consistente

Base de los demás pilares y fruto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por parte de un adulto significativo.

Esta me parece una bella síntesis y también un “mapa” de trabajo para quienes estamos en contacto con poblaciones en riesgo: docentes, agentes de salud, etc.
Espero que les guste tanto como a mí. Integrar otra teoría, me parece un aporte muy interesante porque conceptualiza qué valores debemos fomentar especialmente en niños y adolescentes para generar salud mental.

Para Pichón el “enfermo” mental o social es en realidad el chivo expiatorio de situaciones ajenas a él que lo transforman en víctima. No siempre podremos trabajar en grupos de contención, y no siempre será posible acompañar o contener, por eso es tan importante detectar y fortalecer a estos agentes reproductores de cambio, así como también intentar transformarnos en uno de ellos.


Bien: el TP para esta semana creo que les va a gustar. Además, les va a permitir una aproximación a la tarea, y ya que el tiempo está un poquito mejor, salir a dar una vuelta. Se trata de observar a nuestro alrededor para encontrar a una persona a la que consideremos “resiliente”. ¿Por qué? Trazar un retrato y contar brevemente su historia aplicando lo aprendido sobre los pilares.
Bueno, a trabajar!!!!! (Pero no se persigan si no lo terminan en esta semana)

NOS ENCONTRAMOS LA SEMANA QUE VIENE. Hasta entonces ¡UN ABRAZO GRUPAL!!!!! Ada.

Tomado del libro “Resiliencia, Descubriendo las propias fortalezas”, Melillo y otros. Ed. Paidós.

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