martes, 29 de julio de 2008

Salud Mental: Teoría de la Enfermedad Unica, Pichón y Moffatt

Conducta VI
Doc. Lic. Ada Fanelli
T.E.U.


Hola a tod@s!!!! Buenos tiempos virtuales!!!!! Acá en Buenos Aires con los tiempos “gomosos” de siempre.
¿Cómo irá el trabajo grupal? No hay preguntas, no hay dudas....mmmmm......qué curiosidad. Je je. Bueno, espero que les esté yendo lindo. Supongo que esta clase y el tp se cruzarán en el eter virtual, pero si hay dificultades para la entrega, me avisan.
Bien. Hoy tenemos un tema fuerte, como todos los de esta materia que, por su complejidad, es todo un desafío, tanto para ustedes como para el docente, en este caso, yo.
Vamos a abordarlo desde dos autores clásicos de la Psicología Social, como lo son Enrique Pichón Riviere y su discípulo Alfredo Moffatt, y vamos a ver en qué puntos coinciden y en qué puntos difieren.
Fíjense que todo el desarrollo que estuvimos haciendo hasta ahora culmina en este tema: La salud mental según nuestra disciplina, la Psicología social.

Vamos a comenzar por una síntesis breve acerca de qué es la depresión.


Se trata de la enfermedad mental con más prevalencia en el mundo entero. La enfermedad más cara en cuestión de salud pública. Se calcula que el doce por ciento de la población sufre depresión en algún grado.
Cuáles son sus características? La persona deprimida “pierde el gusto” por vivir, se produce anhedonia, que es imposibilidad de experimentar placer, indiferencia, trastornos del sueño, la sexualidad y la alimentación.
Aarón Beck, psicòlogo cognitivo que dedicara sus mayores esfuerzos a curar la depresión sin utilizar medicamentos (que son terapèutica de elección en EE.UU, aunque sin conseguirlo siempre) plantea una tríada cognitiva que le permitiría definir y reconocer esta patología, es decir, diagnosticarla.
El primer componente de la triada consiste en la apreciación negativa de sí mismo: No sirvo para nada
El segundo componente es la visión negativa de las experiencias : no me sale nada bien y el tercero es la visión negativa del mundo: La vida es una m..., diríamos aquí.

La depresión aparece después de un prolongado nivel de stress, que clínicamente se manifiesta como una alteración de los circuitos neuronales, motivo que justificaría la intervención química. Sin embargo, debemos considerar que esta terapéutica modifica los síntomas pero no la raíz del problema, pues no trata los aspectos cognitivos del paciente.
Esto abre dos tendencias bien distintas, que ofrecen dos tipos de tratamientos clásicos para la depresión: mediante uso de drogas antidepresivas o mediante terapias de la palabra. (psicoanálisis, terapias cognitivas, etc.)
Asombrosamente, el estudio de la recuperación neuronal en ambas arroja resultados muy semejantes.
Así podemos comprobar no sólo la enorme plasticidad del sistema nervioso, sino, y lo que es más importante, el poder terapéutico del vínculo.

OJO fíjense que NO estoy diciendo EL PODER DEL VINCULO TERAPEUTICO, sino EL PODER TERAPEUTICO DEL VINCULO.

Vamos a ampliar un poquito:
Si hablamos del poder del vínculo terapéutico, nos referimos al poder de la terapia, y por ende de los terapeutas, y por ahí, transferencia mediante, terminamos enredados una vez más, en el pensamiento mágico y los “sujetos supuesto saber”, como dice Lacán. Es decir, creer EN alguien que puede hacer por mí lo que no puedo hacer yo por mí mismo. Y esto conlleva elementos del pensamiento mágico conducentes a la dependencia de un “otro” suministrador de bienestar, fuente de TODA salud y sabiduría QUIEN SABE PORQUE CUALIDADES intrínsecas del ser.
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Y esto ocurre muchas veces en el proceso terapéutico individual, especialmente en los procesos guiados por inexpertos o inescrupulosos. Es el mismo principio por el que cura el “mano santa”. Que sí puede curar, porque nunca debemos desestimar el poder de la sugestión, pero no cría. Quien ayuda a crecer no vende servicios ni milagros, proporciona herramientas. Es decir, trabaja para la liberación mediante saberes probados y al alcance de todos aquellos que realicen el esfuerzo necesario para apropiárselos.
Si hablamos en cambio del poder terapéutico del vínculo, ya estamos hablando de otra cosa. ¿De qué estaríamos hablando?
Moffatt dice: la depresión es cosa de a uno, uno CON otro no puede deprimirse, puede pelearse, puede hacer el amor, pero no puede deprimirse. Uno puede, claro, deprimirse al lado de otro, junto a otro, especialmente puede deprimirse al lado de otro depresivo que también acepte no vincularse con quien tiene al lado, pero eso no es demasiado probable. En ese caso no son dos, son uno y uno. Sin vínculo.
Así está la gente en el hospicio, uno al lado de otro, en serie. Por eso cuando Pichon armó el grupo creó vínculos, y los vínculos mejoraron a la gente.
Es posible establecer un vínculo casi con cualquier cosa. Hay una muy buena película, "El Náufrago", pueden verla si quieren, porque muestra la estrategia del protagonista para evitar enloquecer debido a la soledad, vinculándose con un objeto. Esto muestra como están internalizados los vínculos a partir de nuestra historia, a través del recorrido por los diferentes grupos por los que pasamos: la familia, la escuela, los amigos, los trabajos, etc. etc. etc.

La depresión, ya se lo imaginan, es un nivel muy profundo de tristeza y desesperanza, una pena prolongada, que lo derrota a uno después de una pelea muy larga, y a veces, incluso después de haber ganado. Y porque incluso después de haber ganado? Y....muy sencillo, porque ustedes ya lo saben, el mundo no está afuera, está adentro, así que si yo me peleo con el otro, me peleo conmigo, si me peleo con el otro y le gano, me gano, me quedo solo.
Esto de la competencia no tiene gracia. Pero vamos a nuestro tema, que es como entendemos la enfermedad mental desde la Psicología Social.


En palabras de Pichón:

“Hablamos de “enfermedad única” en la medida en que consideramos a la depresión como situación básica, patogenética, y a las otras estructuras patológicas –configuradas sobre la base de una estereotipia de las técnicas del yo (mecanismos de defensa) características de la posición ezquizoparanoide- como tentativas fallidas e inadecuadas de curación. De esta inadecuación (perturbación en la lectura de la realidad) deriva el carácter patológico de dichas estructuras.

Bien. Pichon dice que en un intento de resolver la depresión, de sacarse la tristeza de adentro, el sujeto genera estrategias. Esas estrategias, que en algún momento de su vida pudieron ser operativas, es decir, lo ayudaron a resolver conflictos, ya no le sirven, pero en un intento de resolver la angustia insiste en ellas. O sea, reproduce mecanismos estereotipados, conductas inadecuadas a la situación: Irse, crearse un mundo aparte, echarle la culpa a los demás, esconderse c...de miedo, delirar, negar la realidad.

¡Neurótico es aquel que espera obtener resultados diferentes repitiendo lo mismo!

No voy a dar los términos técnicos, porque no los necesitamos. LOS PSICOLOGOS SOCIALES NO HACEMOS PSICODIAGNOSTICOS.


OJO Acá está otro punto muy importante de la teoría que me interesa que comprendan bien. Muchas veces encontramos por ahí colegas despistados que dicen: “nosotros no sabemos, mirá todas esas palabras que usan los psicólogos y los psiquiatras, y nosotros desconocemos: psicotico, paranoico, ezquizofrénico, etc. etc. etc.

Y no las estudiamos para diagnosticar,POR QUE NO PERTENECEN A NUESTRA TEORÎA.
Nosotros decimos QUE LA ENFERMEDAD:

NO ESTÁ EN LOS SUJETOS, ESTÁ ENTRE LOS SUJETOS.

Ya sabemos porque lo hemos estudiado, que primero está el grupo y al grupo adviene el sujeto.

No podemos pensar sujeto sin grupo

¿De qué sirve ir por ahí poniendo cartelitos que después vamos a tener que quitar? Las clasificaciones tranquilizan a quien las usa, pero no ayuda a quien padece y las soporta.
Seguramente serán útiles en algunas ocasiones, en otras disciplinas, pero a nosotros, no nos sirven para operar. No quiere decir que quien las quiera aprender no pueda, claro, pero siempre y cuando recuerde que sólo son descriptivas, y no constituyen evaluación. Sí en cambio, pueden generar iatrogenia, que es el error de enfermar cuando queremos curar.

Miren, les voy a contar una anécdota que figura en una nosografía norteamericana. Se trata de la “depresión realista” con la que hay que tener mucho cuidado, dicen, porque quienes la padecen pueden incluso “contagiar” al médico no avezado que los atiende, quien puede creer que el paciente tiene razón.
¡Claro! Imagínenese que debe ser terrible para ellos que alguien les diga mirá a mí tu mundo no me gusta por esto y esto y esto. ¿Es el paciente el loco o una sociedad que no puede soportar la crítica y con ella la posibilidad de transformación?

La propuesta pichoniana consta de un abordaje que se enuncia en cuatro direcciones. Estas intervienen tanto en el camino de ida, o sea enfermarse, como en el de vuelta, o sea curarse. Porque, para curarse, hay que hacer lo mismo que se hizo para enfermarse pero al revés.

Y son:

1.- el aprendizaje social (lectura de la realidad)

La lectura equivocada de la realidad produce aíslamiento, porque genera conductas que serán rechazadas por el entorno. El sujeto se “acomoda” a ser “el raro”, “el loco” el que no es bueno para nada, a quien nada le sale bien y cuya vida es una m.... Hay que reemplazar esa lectura mediante el trabajo con otros, hay que aprender a leer la realidad correctamente en grupos más sanos no sólo para aceptarla, sino para modificarla.

2.- comunicación

Al quedar separado del grupo (chivo expiatorio) se pierde aún más el principio de realidad, pues no olvidemos que la realidad es una construcción de la pluralidad (el grupo).

3.- resistencias al cambio

Como decíamos en el primer punto, uno se “acomoda” a casi todo. El lugar de uno se ha conquistado con mucho sacrificio y nada nos garantiza que si lo perdemos conseguiremos algo mejor.

4.- evaluación

La evaluación permanente no solo nos ofrece datos del proceso de enfermarse y curarse, sino también información para entender al sujeto o al grupo y su forma de enfrentar los miedos básicos que reactiva el proceso. (miedo a la pérdida, miedo al ataque que son coexistentes y cooperantes y alternativamente manifiestos y latentes).



La teoría de Pichón que acabamos de describir es la TEORIA DE LA ENFERMEDAD UNICA o T.E.U.

Moffatt también parte de la teoría de una enfermedad única, pero dice que la base es la esquizofrenia. No obviamente el cuadro neurológico, él toma el concepto de ezquizofrenia como, podríamos decir, una metáfora. Esquizofrenia viene de esquizo, escindido, partido. La enfermedad sería, en este caso, el intento de reparar esa fractura. A mi me gusta la teoría moffattiana. Creo que sí, que estamos divididos y peleados con nosotros mismos, que damos la palabra a un aspecto de nuestra personalidad silenciando a la otra, haciéndonos cómplices de la enfermedad. El dilema, el mismo que se instala en cualquier vínculo, también se instala en nuestro mundo interno, y las dificultades en el camino hacia la reconciliación son las que producen dolor psíquico. De la misma forma que ocurre en un grupo, instalar el proceso dialéctico allí donde está el dilema nos permite reconocer nuestros aspectos negados, reprimidos y silenciados, darles voz y escucharnos más a nosotros mismos con la ganancia que representa en términos de bienestar y salud mental. También para esto son maravillosos los efectos de la tarea grupal, porque el grupo es un espejo que nos muestra lo que solos no podemos ver.
Les cuento una anécdota: Una vez elaborada esta teoría, Moffatt decidió presentarla a su maestro, quien ya lo sabemos, consideraba que la enfermedad básica es la depresión. Pichón, después de escuchar a su alumno, le dijo:

-Y, si, tenés razón, Alfredito, porque no hay tristeza más grande que la de estar partido.....

Je je, Qué piola Pichón, como elaboró rápidamente la síntesis para ganarle a Alfredo sin decirle ni si ni no.

Bueno, esto muy sucintamente les resume lo que son las dos teorìas más importantes de Salud Mental para la Psicología Social Argentina.
Si quieren, ya están en “edad” de empezar a leer “El Proceso Grupal”. No se asusten, Pichón escribía muy difícil y al principio tal vez muchos conceptos se les compliquen, pero a no desesperar, porque poco a poco se van aclarando.
Es importante disponer de una teoría desde la que abordar la realidad. Entender que le pasa al otro no desde el diagnóstico, que en definitivas cuentas tiene el objetivo de encasillar, sino una teoría que sirva para comprender.
Fíjense que en la Facultad uno usa muchos años tratando de entender teorías y más teorías, pero es muy poco el tiempo que se usa para entender la realidad. Y cuando decimos realidad, en Psicología Social, estamos diciendo mundo, estamos diciendo aquí, ahora y conmigo..
Mundo por supuesto con sus distintas instancias, pero siempre palpable, degustable, oloroso, visible y-o comprensible.

Bueno, seguimos la semana que viene. Mientras escribía pensaba en el TP pendiente y la falta de noticias. Bueno, a riesgo de que nos crucemos como les decía en el espacio virtual, decido no darles tarea esta semana. DE NADA
Un saludable y grupal abrazo. Ada.