domingo, 15 de junio de 2008

La logica de los sentimientos

La Lógica de los Sentimientos
Lic. Ada Fanelli
Clase Nº
Hola a Tod@s!!!!
Estoy contestando a sus preguntas, y realmente algunas son tan interesantes que abren temas dignos de tratar en una clase, y no sólo respondiendo a una pregunta en particular. El tema es “La lógica de los sentimientos”
Esta podría ser, aparentemente, una paradoja. Hablar de sentimientos junto a lógica puede sonar raro.
Sin embargo, vamos a analizar el significado de “logica”.
Estamos acostumbrados a definir al hombre como un “animal racional”. Es común tomar las palabras “lógica” y “razón” como si fueran sinónimos, pero no lo son. Razón viene del griego y comparte su etimología (origen) con ración. Ración es una parte de algo, como la ración de un alimento. De allí que a las fracciones se las llame “números racionales”.
La razón es esa capacidad del pensamiento humano que separa la realidad en porciones para comprenderla mejor. Como consecuencia de esto el conocimiento se especializa, llegando en nuestra época a la mayor especialización del conocimiento, ya que también convivimos con una cantidad tan enorme de información, que nadie podría dominarla por completo, por ello nos especializamos. Las distintas ciencias son especializaciones del conocimiento: la biología, la astronomía, la biología, la psicología, la psicología social, etc.
La palabra lógica, que también viene del griego: “logos” que significa "palabra". Nosotros, cuando pensamos (al menos dentro del pensamiento científico) pensamos con palabras, palabras que constituyen el lenguaje. El lenguaje es un conjunto de signos y de reglas que organizan esos signos.
El humo es signo de fuego, el rojo de “alto”, la paloma es un signo de la paz. Quiere decir que un signo siempre es algo que nos remite a otra cosa.
Un hombre de campo puede ver volar un pájaro e interpretarlo como signo de tormenta, cosa que un hombre de la ciudad sería incapaz de hacer. Interpretar es, entonces, relacionar un signo con con un rasgo de la realidad.
También debemos distinguir entre los signos y los símbolos, y aunque es tema muy discutido, vamos a aceptar aquí que el signo tiene una relación directa y unívoca, natural, con aquello a lo que representa, como en el ejemplo del humo y el fuego. En cambio, el símbolo, como la palabra "rosa" y la flor rosa, o la paloma y la paz, son convencionales, inventados por el hombre.
Ahora vamos a la relación entre un hombre y sus sentimientos. Los sentimientos son naturales, signo directo de la vida misma. El lenguaje, la lógica, son algo convencional, inventado por el hombre. ¿Cómo relacionarlos entonces?
No olvidemos que Pichón decía que el motor de toda acción es la necesidad. ¿Y cual sería la necesidad humana para crear un lenguaje?
La comunicación, en primer lugar. Tal vez la primera palabra fue un grito que un hombre primitivo emitió desde la copa de un árbol para alertar a otro, que había bajado al llano, de que lo amenazaba una fiera. Ese grito seguramente llevaba una información acerca del peligro, pero también llevaba un sentimiento, el sentimiento de solidaridad con el semejante, de grupalidad, de identificación con el otro.
Por eso, el hombre es, sí, un ser racional, pero también siempre, y de forma ineludible, un ser de afectos.
Debe quedarnos bien claro que solos no seríamos capaces de sobrevivir. Necesitamos transformar la naturaleza, para nosotros hostil, en un lugar apto para la vida y para ello es muy útil la razón. La razón nos permite dominar el entorno, el mundo objetivo. Pero el mundo de lo subjetivo es diferente, y para vincularnos con nosotros mismos y con los demás, tenemos otra capacidad que nos transforma en seres gregarios: los sentimientos.
Gracias al lenguaje nos podemos expresar. Expresamos nuestra inteligencia racional y nuestra inteligencia emocional a través de las palabras.
La razón es una herramienta de la conciencia, pero nuestros sentimientos son, las más de las veces, inconscientes. Este es el gran descubrimiento de Freud: no todo es razonable y lógico, existen otras razones y otra lógica que organizan nuestro mundo interno, emocional y afectivo. Por desgracia, hemos categorizado nuestras habilidades, y por supuesto la razón nos parece mucho más poderosa que los sentimientos. Ningun Banco nos otorgaría un crédito porque sentimos ganas de hacer el amor bajo techo: no es razonable.
Los sentimientos sin embargo son el verdadero motor que nos hará levantarnos todas las mañanas para dar de comer a nuestros hijos: ¡Aunque en realidad no tiene nada de razonable que un macho fuerte y joven, quien podría copular con cualquier hembra, decida compartir el producto de su esfuerzo con sólo una, ofrecerle fidelidad, y como si esto fuera poco, también mantener a las pequeñas crías que nunca le pagarán lo invertido!!
Como ven, el mundo no está organizado de manera razonable, aunque cualquiera comprende que es muy lógico enamorarse, casarse, trabajar para mantener a la familia.
Aunque no seamos conscientes de ello, la “letra chica” del contrato social no está escrita con la tinta de la razón, sino de las emociones, de los sentimientos, de los afectos.
Como decíamos más arriba, se trata de un fenómeno cuyos aspectos son, en su gran mayoría, inconscientes.
Así que, cuando hablamos de “lógica de los sentimientos” estamos hablando también, en gran medida, de una lógica del inconsciente. Una lógica que, como en su momento verán en la materia correspondiente, es un tipo especial de lógica.
Una lógica que es diferente de la “razón”. Pero si una lógica que tiene que ver con los aspectos comunicacionales del lenguaje. Es cierto que existen leyes de la lógica, que determinan la correcta relación entre los términos, pero esa no es la lógica que nos interesa cuando hablamos de una “lógica de los sentimientos”, ya que se trata de relacionar los diversos elementos de la mente.
Cuando Descartes dijo “pienso, luego existo”, condicionó, erradamente, "vida" con pensamiento consciente. Olvidó decir que también existo allí donde puedo no pensar sino sentir. Es cierto que del pensamiento consciente depende la conciencia de la existencia, pero bajo ningún concepto la existencia en sí, como fácilmente podemos darnos cuenta.
Esta visión cartesiana pesa sobre nuestra cultura hasta el punto de establecer categorías entre lo que se siente y lo que se piensa, separando lo que en realidad está, por definición, unido. La salud mental, y el bienestar dependen tanto de la razón como de los sentimientos. Los sentimientos, seamos o no conscientes de ello, están presentes en nosotros todo el tiempo, lo querramos o no, lo reprimamos o no. Más aún: reprimir también es un sentimiento, pretender que nuestra vida se rige exclusivamente por la razón es un pensamiento que surge de la necesidad de control, que surge del miedo, que es un sentimiento.
En Psicología Social hablamos de la necesidad de integrar el "pensar" con el "sentir" y el "hacer". Y cuando una conducta niega uno de los aspectos inherentes al hombre, sea el pensamiento o sea el sentimiento, decimos que la conducta está disociada.
Cuando hablamos de integración estamos hablando de salud mental, y cuando hablamos de disociación estamos hablando de padecimiento. Por eso es necesario unir ambos términos: lógica y sentimientos para ser capaces de expresar aquello para lo cual aún no tenemos palabras.
Las artes son construcciones de lenguajes para expresar sentimientos. Y son lenguajes muy complejos, que obviamente no dejan de lado la razón, sino todo lo contrario, la amplían.
Pensemos por ejemplo en la teoría de la Gestalt, la cual estuvimos trabajando un poco: no se trata de una teoría descubierta por científicos sino por artistas, artistas que se reunían en una Escuela Industrial: la Bauhaus, en Alemania.
¡Y fíjense como se pudo elaborar una teoría que después sería de tanto beneficio para la ciencia!
Claro que es mucho más fácil controlar la razón que los sentimientos. Cualquiera conoce a alguna de esas personas que manejan muy bien el lenguaje y que con brillantes argumentos pueden casi hacernos creer aquello que sabemos que no es cierto. ¡Y esto pasa porque la razón puede equivocarse, pueden “convencernos” con lindos y falaces argumentos! También es muy frecuente que usemos este mecanismo con nosotros mismos y terminemos por ver aquello que nos conviene, negándonos a aceptar cualquier otra evidencia en contra.
Los sentimientos en cambio son la expresión de verdaderos procesos de la vida vincular, refiriéndonos tanto al vinculo interno (nuestro mundo interior, replica del exterior) y al interpersonal. Nuestra mente propone escenarios, ensaya conductas: nuestras emociones eligen. Como dice Alfredo Moffatt. la mente es una máquinita de "futurar", es decir de pre-ver los acontecimientos para acompañarlos o evitarlos. El miedo y el deseo nos señalan la elección.
Si analizamos el lenguaje, podemos encontrar un hecho curioso: la palabra "corazón" lse usa para expresar emociones. Asi, decimos "de corazón" "dar el corazón" "el corazon roto" o "henchido de alegría" etc. Pero, si descomponemos la palabra coraz{on, vemos que est{a compuesta de un prefijo: "co" que significa "compañía" y !La palabra RAZON!
Como si, de tiempos inmemoriales, el lenguaje fuera portador de un mensaje: unir corazón y mente. PENSAR-SENTIR-HACER
Bien, por hoy, hasta aqui llegamos. Un abrazote enred!!!! Ada.

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